El equilibrio es una habilidad imprescindible para
la vida diaria, que requiere la compleja integración
de información sensorial con respecto a la posición
del cuerpo en relación con el entorno y la capacidad
de generar respuestas motoras apropiadas para
controlar el movimiento del cuerpo.
La evaluación del trastorno del equilibrio en los
pacientes geriátricos suele ser una experiencia
fustrante debido a la variedad de síntomas que
presentan, la falta de hallazgos específicos en el
examen físico o en los test diagnósticos y la cantidad de causas probables.
Las caídas representan uno de los problemas más
serios asociados a la longevidad. Estas marcan
el comienzo de la declinación de la función y la
independencia siendo la causa más importante de
hospitalización relacionada a lesiones en la
población adulta mayor. Uno de cada 3 pacientes
mayores de 65 años sufre por lo menos una caída al
año y el 10 al 15% de esas caídas se asocian a una
lesión grave. La lentitud de los reflejos y la osteoporosis hacen que caídas menores resulten en lesiones
graves.
Los factores de riesgo para caídas son debilidad
muscular, historia de caídas, alteraciones de la
marcha y del equilibrio, deficits visuales, artritis, el
uso de ayuda marcha. También tienen mayor riesgo
de caídas los pacientes con dificultades para realizar las actividades de la vida diaria, compromiso
cognitivo, los mayores de 80 años y los que ingieren
4 o más medicamentos
El ejercicio reduce el riesgo de caídas, así como de
depresión y mejora la calidad de vida en los mayores con mareos
Se debe planear una estrategia de tratamiento
individualizado, teniendo en cuenta las discapacidades propias de cada paciente, las limitaciones de
actividades y la calidad de vida, buscando reducir
el riesgo de caídas asociado. Gill-Body (33) sostiene
que las estrategias de intervención deben tener en
cuenta el compromiso musculo-esquelético, así
como los componentes sensoriales y motores que
intervienen en el control postural.
Se ha demostrado que la terapia de rehabilitación vestibular
es efectiva para reducir el riesgo de caídas, tanto en
los adultos jóvenes, como en los mayores.
Se recomienda un programa de rehabilitación
vestibular, que incluya entrenamiento del equilibrio
y de la fuerza muscular sin importar la edad del
paciente. Se ha demostrado que la edad avanzada no disminuye los beneficios de la rehabilitación
vestibular.
Es fundamental que se los estimule a seguir con
actividad física regular, de acuerdo a sus posibilidades, una vez finalizada la terapia.
El buen equilibrio previene las lesiones, mejora el rendimiento deportivo y facilita las actividades de la vida diaria a medida que avanza su día. Los ejercicios de equilibrio son especialmente importantes para las personas mayores, que lamentablemente experimentan una alta tasa de lesiones y muertes debido a la disminución de los sistemas físicos, incluido el sistema de equilibrio.
Autora: Dra. Carolina Melián