El cáncer es
un elemento desestabilizador en el núcleo familiar, independientemente de la capacidad de adaptación que posean
los miembros en situaciones de crisis.
Los meses van transcurriendo
sin asimilar realmente todo lo que está sucediendo… ¿qué pasa cuando el proceso termina? ¿Cómo vuelves a tu vida
normal? ¿Dónde depositas todas las emociones que has ido experimentando?
Tras finalizar el tratamiento, te encuentras inundada por un sentimiento de tristeza que nadie entiende: has terminado el tratamiento y has
superado la enfermedad… ¡deberías estar contenta!
Sin embargo, esta reacción es muy frecuente en las personas que han superado un
cáncer, siendo más intensa los
meses posteriores a finalizar el tratamiento. Es una respuesta normal en el
proceso de adaptación a la cantidad de cambios e interrupciones, que han puesto en pause tu
vida. Has sobrevivido a un huracán, y nada es igual tras calmarse las ráfagas de viento. Las
consecuencias son devastadoras y es
necesario un período de tiempo para reparar todos los daños. Los efectos de la tempestad permanecerán contigo durante una
temporada.
El cáncer provoca numerosos
cambios físicos y psicológicos.
Algunos de ellos realmente difíciles de aceptar como son los cambios en el
aspecto físico e imagen corporal, no reconocerse frente al espejo,
preocupaciones sobre la muerte, miedos a la recaída…, esto sumado a todo el
estrés acumulado durante el proceso puede dar lugar a la aparición de diversas
emociones: resentimiento, rabia, tristeza, ansiedad, culpabilidad, etc.
Si este es tu caso, independientemente del momento del proceso en el que te
encuentres, me gustaría decirte que no estás sola, que todo esto que sientes es
normal, ajustarse a la vida después de un cáncer no es nada sencillo.
Buscar la ayuda de un profesional te ayudará enormemente a manejar
todos estos sentimientos que han aparecido durante la enfermedad y a superar
esta última fase: CURAR EL ALMA
Ana Parrado
Psicóloga sanitaria
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