sábado, 10 de febrero de 2018

#ICTUS


Derrame cerebra, apoplejía, isquemia, derrame, etc, ... son términos con los que nos referimos a un ictus cerebral. 
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El ictus es una enfermedad cerebro vascular como consecuencia de una interrupción o alteración de la corriente de sangre que llega al cerebro. Si se produce por obstrucción de las arterias los denominamos accidentes isquémicos y si es por una rotura vascular, accidentes hemorrágicos.

Entre un 35% y el 50% de las personas que lo padecen tienen secuelas que les hacen ser dependientes de otras personas . El número de pacientes con un ictus ha crecido un 40% en los últimos 15 años. Dos tercios de los ictus suceden en personas mayores de 65 años pero cada vez es más frecuente la aparición de ictus en personas jóvenes. Los ictus en personas de 20 a 60 años ya no son excepcionales. 


¿Cuáles son los síntomas producidos por el Ictus?

Hay síntomas que pueden ayudar a identificarlo y alertar sobre su presencia. Es muy importante actuar con rapidez y llamar, cuanto antes, a los servicios de emergencia para que su actuación sea lo más rápida posible. La detección precoz del ictus es crucial para minimizar sus consecuencias y el riesgo de muerte.

Dependiendo de la zona a la que afecte el ictus, las consecuencias serán diferentes, pero en general la persona afectada, si no recibe tratamiento rápido, puede perder algunas funciones cerebrales, que se traducirán en alteraciones motoras (parálisis del lado del cuerpo contrario al hemisferio dañado), del lenguaje (incluso pérdida del habla), de equilibrio y coordinación (si afecta al cerebelo), de la percepción del espacio, etc.

Factores de riesgo:
Son aquellos que predisponen a una persona a padecer un ictus. Algunos de ellos se pueden modificar, como presión arterial elevada, enfermedades cardiacas, diabetes, colesterol elevado, obesidad y dieta inadecuada, sedentarismo y consumo excesivo de alcohol y tabaco entre otros.








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